viernes, 5 de diciembre de 2008


Hace unos días caminando por plaza La Valle me encontré con mi antigua profesora de piano, y empezamos a charlar y a hablar del tiempo y la sequía, recordamos mi época de estudiante, de lo que pude haber logrado, y en medio de la conversación surgió tu nombre, Sofía, tuve que hacer un esfuerzo para recordar como terminamos; hacia años que ya no te veía y no tenia noticias tuyas, desde que me fui del pueblo nunca intenté llamarte, ni mucho menos preguntar por tus cosas, me había desconectado totalmente de la gente que tuve a mi lado toda la vida, entonces le pregunte por vez primera por vos, fue cuando me entré que te habías muerto de un cáncer, que sabias que lo tenias y no obstante lo ocultaste para llevarle tu Doctorado a tus padres, imaginé tu angustia y todas las cosas que ocultaste para hacer creer a los demás lo bien que estabas. En un principio me había sido difícil recordarte y de pronto me vinieron tantos recuerdos, nuestro primer beso y nuestra primer noche juntos, apenas eras una jovencita de secundaria pero con la claridad de una mujer universitaria, temblábamos los dos y sentíamos cada segundo de nuestro contacto físico, te amé demasiado, nos amamos aún mas. Comencé a preguntarme como pude olvidar las tardes en las que llegabas del club a mi casa y me hacías sentar en el piano para que te tocara aquella melodía que tanto te gustaba. Vos que tanto te preocupabas por mi, vos que aun cuando yo no pregunté por ti llenabas tu diario con hermosos recuerdos y comparaciones de mi con tus nuevos amores, después que te fuiste, quisiste que me entregaran tu cuaderno de secretos, no para que me sienta culpable sino porque aunque ya no nos queríamos como en la juventud sabias que nadie te comprendería mejor que yo, igualmente sentí culpa, aunque no me reprocharas nada. Ahora mi mente esta castigada por los constantes recuerdos de nuestra historia y ya no queda mas que el pasado y me culpo de no haber estado a tu lado, de no preocuparme por saber de vos, de no estar en el ultimo momento para que tomados de la mano te despidas como te hubiese gustado, pronunciando unas palabras, las mismas que te dije cuando te fui a buscar a Canadá, “Sea lo que sea que hagas, haz un recuerdo de mi amor,” por eso me duele no haber estado ahí y llevarte una flor, una flor para Sofía.

1 comentario:

  1. La culpa, aaah esa culpa que carcome... pero sabes que en realidad no es tu culpa; tú no sabías nada, y a veces simplemente se deja de ver a la gente por un tiempo. Uno jamás imaginaría que esa persona no estará en algunos años...
    Pero siéntete feliz de saber que ella confía e tí, y que logró cumplir su meta antes de morir.
    Besos

    ResponderEliminar

Como decís?