martes, 19 de octubre de 2010


Se puede amar estando lejos, sobreviviendo de recuerdos, hasta que nos volvamos a ver… Pero, lo que realmente no se puede hacer, es amar sintiéndose lejos, viéndonos todos los días, y, sin embargo, sobreviviendo de recuerdos… aferrándonos a ese pedacito inestable, débil y borroso de pasado para seguir adelante…

Que tristeza da que nuestro amor esté lejos… a kilómetros de distancia… pero mucho más triste, es estar al lado, tan cerca de nuestro amor… a sólo centímetros, y sentir que nos separa todo un océano de silencios, de miradas perdidas, de horas revolviendo el café con la vista baja, de saludos que se esquivaron, y de tantas otras cosas que desgastan la relación de la misma manera que el agua del mar desgasta las rocas de la playa…

Sentirse lejos… Estar lejos… qué distintos son… qué parecidos se sienten…

Cuando viajaste a Europa, estabas muy lejos; desde que volviste te siento tan lejos que es como si no hubieras vuelto…

En aquella fiesta se sentó a mi lado, estábamos cerca; en aquel cumpleaños se sentó muy lejos… sin embargo, lo sentí tan cerca como en aquella otra fiesta…



Ay del amor! ay de los enamorados, que muchas veces confunden estar lejos o cerca con sentirse lejos o cerca…

Y la verdad, amigos míos es que en el amor, muchas veces confundimos las distancias…

Cuando estamos lejos, es tan tierno arrojarte un beso con la mano… Cuando estamos cerca es tan triste besarte y sentirte lejos…



Hoy descubrí algo… si, lo descubrí mientras escribía… Descubrí que hay algo que siempre, y repito: SIEMPRE me va a confundir y no son las matemáticas… no. Si hay algo que siempre me va a confundir, amigos míos… son las Distancias.

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