miércoles, 2 de mayo de 2012

Cuando estiro letras para decir alguna que otra cosa referida a ti suelo pensarte distinta de cuando te conocí, sin darme cuenta que aun eres la misma luna que compartía noches enteras entre papalitos que transportaban maduras palabras y algunos mates en los que intercambiábamos el turno para cebárnoslo. Nada cambió desde entonces, solo mi manera de no comprender lo que no comprendía en ese entonces y tu manera de entender lo que entendías para ese tiempo. Volvimos mil veces a ver el mismo cielo con lunas y estrellas diferentes, pero no te cambié por nada, y si me cambiaste la verdad no se, pero ¿si me has cambiado? Juradme que no extrañas un poco mi luz de noche, que no quisiste alguna vez desde entones que nunca hubiere contado mi secreto de amor por vos y poder tal vez extender la cantidad de horas de compañía entre los dos. Es imposible mirar el cielo limpio y no verte mirando lejos como buscando algo mas allá de mis ojos, es imposible no recordarte y no preguntarme nuevamente como entonces que eran esas miradas que cruzábamos sin querer una y otra vez, las sonrisas y el abrazo eterno, sincero, mi mano sobre la tuya con solo un dedo acariciando tu piel, tu mano partiendo y luego volviendo por mas placer. Ya no puedo volver a preguntarte nada,conozco la respuesta y no me gusta perder…

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